La estructura del trabajo debería estar formada, como mínimo, por estos elementos obligatorios: portada, sumario, introducción, cuerpo del trabajo, conclusiones y / o recomendaciones y bibliografía. Además, en su caso, se puede incluir alguno de estos elementos que se consideran opcionales: resumen, lista de abreviaturas y símbolos, anexos e índice alfabéticos.
- Portada. Es la fuente que permite identificar el trabajo. Los datos que se harán constar dependen del tipo de trabajo, pero algunas de las fundamentales son: el título, el autor, asignatura, profesor y grupo, director, departamento universidad, título al que se opta (en caso de tesis y proyectos de final de estudios), y fecha de presentación. Tras la portada suelen dejar una o más hojas en blancos por cortesía.
- Resumen. Es un texto breve, alrededor de unas 250 a 500 palabras redactado de forma normalizada de acuerdo con la ISO 214, en el que se informa del contenido y la naturaleza del documento, a fin de que el lector pueda decidir si quiere leer el trabajo entero. Se hacen constar especialmente los objetivos, los métodos, los resultados y las conclusiones utilizando la terminología normalizada de la materia.
- Sumario o tabla de contenido. Se consignará el título de todos los apartados y las subdivisiones por orden de aparición en el texto con la indicación de la página donde empiezan. Si hay ilustraciones y cuadros numerados, se acostumbra a hacer un sumario aparte.
- Lista de abreviaturas y símbolos. Obligatoriamente se debe hacer constar lo que a priori no pueda ser fácilmente entendido por lectores, aunque lo más sencillo es indicar todas las utilizadas a lo largo del trabajo
- Introducción. Se debe definir brevemente el propósito y los objetivos, la motivación, el alcance (cronológico, geográfico, tipológico, etc.) y su justificación, un comentario general sobre los documentos consultados y la metodología empleada, los agradecimientos generales y la fecha de cierre de las diferentes etapas del trabajo.
Cuerpo del trabajo. Debe estar dividido en capítulos homogéneos numerados que se podrían agrupar en cuatro grandes ámbitos: la teoría, el método, los resultados y la discusión.
- Conclusiones y / o recomendaciones. Deben ser el resultado de la presentación clara y ordenada de las deducciones hechas a lo largo del trabajo.
- Bibliografía. El conjunto de documentos consultados, citados o no, a lo largo del trabajo, forman la bibliografía que se presenta al final del trabajo ordenada cronológicamente o alfabéticamente. Las bibliografías ordenadas por temas, con comentarios o sin, que sirven para presentar el estado de la cuestión con documentos que no han sido citados a lo largo del trabajo se suelen dar como anexo.
- Anexos. Su finalidad puede ser completar el cuerpo del trabajo con información que no ha encajado para no romper la presentación lógica y ordenada, u ofrecer datos complementarios que ayuden a entender los métodos empleados. También se pueden incluir otros materiales complementarios, difícilmente intercalables como planos, muestras, fotografías, glosarios, etc. La información complementaria del trabajo incluida en los anexos se citará al final de cada uno de ellos.
- Índice alfabéticos. Complementan los sumarios con puntos de acceso más específicos. Dado que el trabajo puede servir para buscar datos muy concretos, es muy útil que el lector pueda encontrarlas rápidamente. La generación de un índice alfabético de conceptos, de nombres de personas, instituciones, o lugares significativos, es factible en la actualidad gracias a los procesadores de textos.